Escondite
27.11.2012

 

En un rincón anodino del martes, en un cajón olvidado del jueves siempre se esconde un tesoro esperando a ser descubierto. No busques oro ni joyas. Los pequeños lujos de cada día nada tienen que ver con el dinero ni con el brillo. Son placeres sencillos que no se cuentan en monedas sino en minutos. Minutos  de paz. De risas. De calor. Nos pasamos el año soñando con que lleguen las vacaciones y, cuando acaban,  nos pasamos los días soñando con que llegue el fin de semana.  Y, entre sueño y sueño, olvidamos que la felicidad es ese trocito de sábado que hay escondido en cada día corriente.

No existe manual de instrucciones ni planos que nos ayuden a descubrir esos momentos mágicos. No hay brújula que nos oriente en esa jungla tupida de obligaciones que no deja entrar la luz  en los días laborables. Es tarea de cada uno aprender a desafiar a la rutina. Imaginar artimañas para engañar a un cuerpo cansado después de la jornada de trabajo.  Inventar nuevas trampas que sorprendan a una mente acostumbrada, durante años, a esperar a que llegue el viernes para encender las ganas de  disfrutar.

El juego del escondite de los momentos felices sólo tiene dos reglas. La primera es que los instantes de placer no se pueden ahorrar ni acumular. Se disfrutan en el día o caducan. No sirve de excusa la falta de tiempo, de ganas o de humor. La segunda es que, si un día no los encuentras, se pierden.

Hoy es hoy. Ahora es ahora. Y mañana habrá un nuevo momento agazapado donde menos te lo esperas.

Publicado en El Diario Vasco el Sábado 30 de Enero de 2010.

Foto. La ferme aux grives. Eugenie Les Bains, Francia.

 

4 comentarios:

  1. susana dice:

    Totalmente de acuerdo Guille.
    La rutina es una costumbre aburrida, monótona y a menudo se convierte en maniática.
    Te aplana, te empobrece y te acomoda.
    Te hace conformarte con menos, te roba la capacidad de sorpresa y te adormece los sentidos.
    Sí, a la mayoría les funciona porque, como pasa con los bebés, les da la seguridad de creer saber lo que viene después.
    Pero me gusta más la idea del palo en la rueda del hamster.
    Porque a veces, hay que salirse del camino que nosotros mismos trazamos al andar siempre en una dirección invariable.
    Y a veces, hay que pararse, y dedicar un rato a los sentidos y a las emociones.
    Para disfrutar de los instantes. Para gozar con pequeños descubrimientos. Para mirar, para escuchar, para oler, para saborear, para tocar. Para reirse o para llorar. Para conmoverse.
    Hay que hacer pausas, o desviarse del sendero marcado, para generar pequeños pero valiosos recreos.
    ¿No es acaso eso la felicidad?

    • guille dice:

      Pues sí, la felicidad, para mí, consiste en la búsqueda de momentos felices.
      en eso y en ponerte expectativas, listones, que no sean inalcanzables.

      Existe una rutina buena, la asociada a los procesos de trabajo y a mantener costumbres sanas.
      La otra, la que lo llena todo de niebla es el peligro de vivir en un modelo cultural programado.
      Sí, supongo que la felicidad consiste en rebelarte contra eso.
      Un beso.

  2. MIKEL dice:

    La búsqueda de este hedonismo cotidiano, no se si nos hace vivir más, pero seguro que nos hace vivir mejor…

    • guille dice:

      Puede ser visto como hedonismo.
      Yo no lo veo así. No lo relaciono con la búsqueda del placer.
      Para mí es un acto de resistencia contra la rutina.
      Un palo en la rueda de ese hamster que todos llevamos dentro.
      Saber disfrutar de una copa de vino compartida, de un poema, de una caricia, de una canción es, en estos tiempos de penumbra, una muestra
      de inconformismo militante.

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