Zeigarnik
01.03.2015
La visita pendiente. La discusión inconclusa. El proyecto latente. Ese amigo, congelado en stand by, esperando una respuesta.Una invitación aplazada. Una explicación incompleta. Una disculpa que no encuentra las palabras. Una preocupación dando vueltas en la rotonda, sin encontrar la salida.
Algunos asuntos pendientes nos mantienen la cabeza muy ocupada. Son inquilinos indeseables que ocupan espacio, hacen ruido y se dejan la puerta abierta. El efecto Zeigarnik nos hace preocuparnos más por las tareas incompletas. La sicóloga rusa Bluma Zeigarnik, puso nombre a esta obsesión por acabar las tareas, pensamientos y proyectos incompletos. Observando a los camareros de una cafetería se dio cuenta de que eran capaces de recordar la lista de pedidos pendientes, por larga que fuera, pero olvidaban inmediatamente lo que acababan de servir.
Buena parte del estrés que padecemos tiene que ver con el llamado efecto Zeigarnik. Nos hace sentir culpables por aquello que no hemos hecho o no conseguimos resolver. Cuando el cerebro da carpetazo a una tarea finalizada la olvida fácilmente pero los asuntos inacabados provocan una tensión sicológica que sólo desaparece cuando completamos la tarea.
Podemos echar la culpa a Zeigarnik de nuestros agobios o podemos convertir esa tensión es nuestra motivación para terminar la tarea y sentir la satisfacción de olvidarla. Si echas en falta a alguien, búscale. Si debes una llamada, devuélvela. Si tienes una duda, pregunta. Si no te entendieron vuelve a explicarlo. Si necesitas acabar un proyecto, empieza ahora.
Resolver un problema es apagar una bombilla en la cabeza. Y esa bombilla consume mucha energía.
Publicado en El Diario Vasco el Domingo, 1 de Marzo de 2015.
Foto.- Humo.- Bruselas, 2011.