Votar
28.02.2016
Hace años iniciamos un viaje que nos llevó de ser ciudadanos hasta un nuevo status como consumidores. Hoy nuestros símbolos de identidad pueden ser una bandera o la manzana mordida de nuestro teléfono móvil.
Desde hace dos meses deshojamos la margarita de si deberemos volver, o no, a las urnas. Mientras tanto, votamos todos los días. Votar es elegir y cada vez que compramos votamos una forma de hacer las cosas.
Votamos al elegir tomates locales u otros que han consumido toneladas de petróleo para llegar a las estanterías. Al decidir entre embutidos envasados en plástico o a granel. Votamos un modelo social al adquirir productos fabricados por trabajadores en condiciones salariales precarias. Cuando compramos a empresas que no pagan aquí sus impuestos. Cuando abrimos una cuenta en un banco que ha estafado a sus clientes.
Amparados por la ignorancia, aún podemos esquivar la responsabilidad de comprar a marcas que explotan, defraudan o contaminan pero cada vez accederemos a más información.
Hoy los electrodomésticos ya especifican, en un adhesivo, su consumo energético. Mañana, un nuevo consumidor más concienciado querrá saber más para poder elegir y exigirá a las marcas que detallen en su etiqueta el coste ecológico, el origen fiscal, la sostenibilidad laboral o la eficiencia humanitaria y salarial de sus procesos de producción.
El poder de ese otro voto es nuestro. El supermercado es el colegio electoral. El lineal es una cabina repleta de papeletas y te identificas con la VISA, en lugar del DNI, ante la presidenta de caja.
Podemos dejar la jornada de reflexión para el día anterior a las elecciones o pensar, cada día, qué modelo de sociedad preferimos comprar.
Publicado en El Diario Vasco el domingo, 28 de <febrero de 2016.
Foto.-Barras y estrellas. Converse Store en Broadway, NY. 2011.
Simplemente maravilloso leer estas líneas tan sencillas como contundentes; ojalá seamos cada vez más conscientes de nuestros derechos como consumidores, sí, pero también de nuestra responsabilidad, y aprendamos a distinguir entre el precio de un producto y su coste/valor para el mundo, incluidos nosotros mismos.
Gracias Carmen.
Mejor pensar cada día qué modelo de sociedad preferimos comprar.abrazote.
Abrazo !!