Viento Sur
02.11.2022

 

Desconfío de las travesuras de los vientos. Les gusta jugar con peinados y faldas, silban, burlones, cuando desbaratan una montaña de hojas recién apiladas, pero también alteran la sangre, perturban el espíritu y agitan las neuronas hasta hacerte perder la cabeza. Feng, en chino, quiere decir viento pero también significa loco.

Son días de Viento Sur y la gente anda un poco desnortada. Hace más de veinte siglos, Hipócrates dejó dicho que este viento caliente entorpece los oídos, oscurece la vista, carga la cabeza y deja el cuerpo perezoso. Hoy, la medicina moderna ha confirmado que los aires resecos agravan la ansiedad, borran la atención y encienden jaquecas.

El viento es un viejo desconocido. No tiene cara ni color, lo sientes pero no lo ves y cuando persiste, insolente, nadie se acuerda del cielo aunque se mueva por el aire. Decimos que sopla un viento de mil demonios. El viento dispersa epidemias y plagas, aviva fuegos, hace volar escobas y brujas y es capaz de colar por la rendija más estrecha su mercancía de arena, polen y virus.

En estos días de surada me siento, nos siento, más susceptibles, con el humor caprichoso y el nervio a flor de piel. A algunos les da la ventolera, a otros un Siroco y hasta lo más simple se hace cuesta arriba. Intuyo que es un estado de ánimo general, que traspasa fronteras y capacidades, pero aunque sobran motivos para el desaliento, quizá sea más práctico culpar al Viento Sur. En fin, que corra el aire.

 

Publicado en el Diario vasco el domingo, 30 de octubre de 2022.

Foto.- Azules. La Zurriola, Donostia- San sebastián. 2021.

 

 

 

 

 

¿Quieres comentar algo?

Rellena estos datos y envía tu comentario:

(*)

(*) (no será publicado)

* campos obligatorios