Thermomix
08.03.2015
Nuestra necesidad de creer en algo nos ha llevado por caminos aún más inescrutables que los del Señor. La espiritualidad ha perdido fieles frente a la idolatría al bienestar material.
Hoy, las nuevas religiones cotizan en Wall Street, un cielo en el que Apple es Dios y Steve Jobs su profeta. Entre estos nuevos cultos refulge la devoción por la Thermomix. No es un robot de cocina, es la Diosa Pagana de la sociedad del bienestar.
Como toda religión la Thermomix cultiva su fe sobre ritos y mitos. Convierte a cualquier manazas en chef, cocina sola mientras estás fuera de casa y ha salvado innumerables matrimonios. Los milagros de la Thermomix son muchos y están documentados en las redes sociales. La textura sagrada del gazpacho, el misterio de la santa bechamel sin grumos o la conversión del puré de lentejas en maná.
Los devotos oscilan entre la veneración supersticiosa y el fanatismo integrista. Su forma de orar consiste en repetir este mantra de humildad cada vez que alaban uno de sus platos. “ Lo he hecho con la Thermomix ”.
Los evangelios de Thermomix sustituyen los salmos por recetas. No es broma. El Antiguo Recetario, titulado, “ Un nuevo amanecer “ muestra en su portada una bucólica imagen del mar, al alba, en el que han sustituido el sol por el icono sagrado de este electrodoméstico.
Venderse en tiendas es un sacrilegio. Por ello, los Testigos de Varoma buscan nuevos devotos en misas clandestinas celebradas en capillas caseras. Los apóstoles enarbolan dogmas de fe para pescar conversos. Recuerdan que estas máquinas son veneradas en las cocinas de los mejores restaurantes o que el mismo San Adriá la adore públicamente. Su penitencia, más terrenal, se llama 1000 €.
Tengo la mala suerte de no creer. Me gusta echar la sal por pizcas, ver cómo se carameliza la cebolla y envejecer a la vez que mis cucharas de madera de boj. Perdóname, Diosa Thermomix, por no caer en la tentación.
Soy un hereje al que aún le gusta cocinar.
Publicado en El Diario Vasco el Domingo, 8 de Marzo de 2015.
Foto.- YumYum.- Sidney, 2014.