Sonrisa
13.03.2013
Una puerta abierta. Un bálsamo. Un soplo en la herida. La luz que ilumina el túnel. El comienzo de un acuerdo. Un desatascador. El 3 en 1 que rompe el hielo, lima asperezas y quita hierro. En un cruce de caminos. En un cruce de miradas. En un hola, en un adiós. En un gracias o un por favor. Refuerza al tímido. Relaja al nervioso. Despierta la confianza. Borra los temores. Acorta las distancias y derriba muros. Es contagiosa, se multiplica y da calor. No tiene edad, nación, estatus, religión o ideología. Su lenguaje es universal y no necesita traducción.
La sonrisa está poco valorada en nuestra sociedad. Es cosa de tontos, de frívolos o de serviles. No sonríen, en las fotos del diario, los políticos, los intelectuales ni, en general, la gente importante. Tienen miedo de parecer débiles si se muestran cercanos. No sonríen los curas y tampoco recuerdo un pasaje de la Biblia en el que sonriera Jesús. En las profesiones de cara al público debería ser parte de la ropa de trabajo. Sin embargo, la falta de sonrisas comienza a ser costumbre. En el callejón solitario, en el portal, en la tienda y en el bar.
Contrariamente a lo que mucha gente cree, sonreír es gratis. Las sonrisas no pagan impuestos y, por ahora, no están prohibidas. Tampoco es un bien escaso. Se pueden derrochar, alegremente, sin temor a que se agoten.
Algún lector estará pensando que vivimos malos tiempos para sonreír. Que todo está muy mal. El caso es que nadie sonríe para presumir de su felicidad.
Es sólo para agradar a los demás.
Publicado en El Diario vasco el Domingo 1o de Marzo de 2013.
Foto.- Cerveza Sonriente. La habana, Cuba.
Totalmente de acuerdo. La sonrisa es además una poderosa fuente de energía curativa.
Hay un bonito experimento, de esos que te cuentan en los cursos de inteligencia emocional, que recomiendo a los pesimistas o a los que empiezan el día con mal rollo.
Se trata de ponerse un lápiz o bolígrafo entre los dientes, y mantenerlo así, con un gesto que fuerza una sonrisa en la cara durante unos diez minutos; por ejemplo, mientras conduces camino del trabajo (si vas en autobús a lo mejor te miran raro). Aunque parezca extraño, durante este tiempo el cerebro se acostumbra al gesto e interpreta que estás contento, enviando señales de ello que afectan de forma positiva a tu estado anímico.
Un día que te levantes con el pie izquierdo puedes probarlo, parece magia, pero funciona.
Un beso Guille y gracias por sugerirnos sonreír.
Si lo haces en el autobús, además, harás sonreír a los demás.
¡ Un beso sonriente !
🙂