Perdón…
21.04.2013
Hoy ya nada nos sorprende pero casi todo nos ofende. Somos de piel irritable, y digo piel porque nuestra indignación suele ser superficial como un arañazo. Lo políticamente correcto se ha convertido en un ejercicio semántico. Somos muy sensibles con lo que se dice pero mucho menos con los hechos que hay detrás de esas palabras
Nos molesta oír hablar de putas, perdón prostitutas, perdón trabajadoras del sexo, perdón señoritas de compañía. Sin embargo aceptamos con naturalidad que haya más de 300.000 mujeres ejerciendo una profesión ilegal, muchas veces forzadas contra su voluntad, sin seguridad social ni seguridad en general.
Está mal visto hablar de viejos, perdón ancianos, perdón gente de edad avanzada, perdón personas mayores. En cambio contemplamos indiferentes como viven olvidados, arrinconados, por una sociedad que sobrevalora la belleza física y la juventud.
Ya ven, cambiamos de nombre a los problemas con la torpe ilusión de que, rebautizándolos, desaparecerán. Pero, como el problema persiste , pronto, el nuevo eufemismo vuelve a ofender a alguien, a ser políticamente incorrecto y necesita ser sustituido.
No son racistas las palabras sino las conductas y, sin embargo, nos dedicamos a maquillar el diccionario. En Inglaterra, las pizarras se llamaban blackboard, tablero negro. Ahora se llaman chalkboard, tablero de tiza, porque era una expresión ofensiva hacia los negros, perdón personas de color, perdón subsaharianos.
Publicado en El Diario Vasco el 27 de febrero de 2011
Foto.- Retrato rasgado. San Sebastián.
Estoy contigo Guille. Ofenden los hechos, rara vez ofenden las palabras, solo a los ciegos. Perdón invidentes.
Muy buena, Zior.
has estado sembrada.
Es verdad, en nombre de lo políticamente correcto, hoy en día hay que hacerlo todo agarrándosela con papel de fumar.Mira, yo soy un viejo y me parece ridículo que haya gente de mi edad que no se deja calificar ni como de la tercera edad.Me ocurrió con un conocido.Se sintió ofendido.Le pregunte:¿cómo hay que llamarnos?Respuesta:mayores.En fin, no comment.
A mí me da rabia que esté tan mal visto pronunciar la palabra “viejo”.
vivo en una casa vieja, llena de muebles viejos y como más aprendo es bebiendo de la experiencia y la cultura de los viejos.
en argentina, mi viejo/mi vieja es un modo cariñoso de apelar a tus padres.
sin embargo, aquí se ha convertido en una falta de respeto y muchas veces los amigos me llaman la atención por decirla.
los nombramos con educación pero, eso sí, los tenemos desterrados de nuestras vidas.
pues eso.