Mi Constitución

06.12.2015

 

La soberanía de esta casa reside en la familia. Los deberes y oportunidades son iguales para todos. Los miembros, sin distinción de sexo o edad, tienen el mismo derecho a expresarse, sin gritar ni interrumpir.

Es obligatorio desear los buenos días la primera vez que te ves, saludar al entrar en casa y despedirte al salir o ir a dormir. Todos tenemos derecho a dar y recibir besos, abrazos y otras muestras de cariño. Se pedirán las cosas por favor y se dará las gracias al recibirlas.

Los espacios comunes pertenecen a la familia. Se exige el orden y cuidado de estos espacios, y de los objetos de uso común, por todos los integrantes. Cocinar, poner la mesa, recoger y lavar la vajilla son trabajos comunitarios. Todos tenemos la obligación de depositar el vidrio, papel y materia orgánica en contenedores separados.

Se garantiza la intimidad de los espacios privados y el secreto de las comunicaciones en móviles o correos electrónicos. Para entrar en un cuarto ajeno es obligatorio llamar a la puerta. Cada miembro del hogar es responsable de limpiar y ordenar su cuarto sin necesidad de que actúen las fuerzas del orden.

Las decisiones que afectan a la comunidad, como el destino de vacaciones o la película del sábado, se harán por consenso. En caso de falta de acuerdo se celebrará un referéndum.

Es inconstitucional permanecer calzado en el sofá o la cama. Dar portazos. Tener la tele encendida cuando no se esté viendo. Dejar la ropa tirada por el suelo. Consultar el móvil y las redes sociales en las comidas. Insultar, humillar o burlarse de los demás. Ser desagradable o maleducado con los invitados de los demás miembros.

Esta constitución se someterá a reforma cada vez que lo deseen los miembros de la familia.

 

 

Publicado en El Diario vasco el domingo, 6 de Diciembre de 2015.

Foto.- En esto creo.- Barcelona 2014.