Lo que me perdí
25.08.2018
Cuántas películas me he perdido por dejarme llevar por carteles con conchas, palmas, osos y otros laureles. A cuántos diálogos brillantes he renunciado por seguir el gusto particular de un crítico desconocido. Cuántos libros he desdeñado por no dedicar unos minutos a conversar con el librero. Cuánta vida me perdí entre opiniones, valoraciones y rankings ajenos.
Corremos, teledirigidos, sin reparar en lo que nos dejamos a nuestro alrededor. Viajé, guía en mano, a admirar un edificio, una estatua, un cuadro específico y pasé de largo, como caballo con anteojeras, junto a otros tesoros discretos. Llegué a un restaurante y pedí un menú guiado por las recomendaciones que volcó en internet un comensal a quien no conozco. Pedí un Priorat, en vez de un Mencía, siguiendo el criterio de un experto que vive a cuatro mil kilómetros.
Necesitamos atajos porque nos hemos convencido de que no tenemos tiempo que perder. Elegimos la autopista por miedo a despistarnos por carreteras secundarias. Pero, si no dejamos margen para el error, negamos cualquier oportunidad a la sorpresa. Cuánta vida se me ha escapado, delante de mis ojos, mientras buscaba la canción, el plato, la copa, la excursión , playa, exposición, viaje, puesta de sol perfectos.
Hoy me declaro un curioso de todo lo que me perdí. Me prometo dejar de buscar. Dejarme encontrar. Porque, a veces, buscar es una manera de perderse. Y perderse es la forma de encontrar.
Publicado en El Diario Vasco el Domingo, 15 de Abril de 2018.
Foto.- Es por ahí. New York. 2003.
Más que excelente el texto, que lo es, lo que encuentro exquisito es el contenido.
Gracias
Gracias, Abel.
Abel de bellaterra, ¡ más de 30 años después !
¡ Los designios de internet son inescrutables !
Muy bueno.Y el último párrafo pura Metafísica.Saludos,
Cuánto tiempo, Iñaki.
Como dices tú, abrazote !
Excelente texto. Recomiendo no perdérselo.
Muchas gracias, señor monroy.
A ver si vuelvo con los post, que he descuidado un poco el blog.