Fotos
17.12.2016
En este mismo momento decenas de personas lanzan una moneda a la Fontana de Trevi, sujetan con sus brazos la Torre de Pisa o sonríen junto a un Guardia Real en Buckingham Palace. Todos los turistas volvemos a casa con las mismas fotos, convencidos de haber vivido una experiencia única.
El exceso de información nos ha arrebatado el placer de descubrir. La televisión, la publicidad, o facebook ya nos han mostrado todo lo que debemos fotografiar antes de llegar al destino. Después, los turistas buscamos esas imágenes y replicamos con precisión el encuadre, la distancia o la luz. En verano ni siquiera hace falta buscar. Basta con parar ante cualquier aglomeración de turistas y hacer cola hasta que llegue tu turno.
Los pastores urbanos indican al rebaño de visitantes el punto exacto desde el que tomar la foto ideal. El bus turístico aparca cada cinco minutos y determina qué, y qué no, merece la pena retratar. Somos coleccionistas de iglesias, puestas de sol, bahías y estatuas callejeras. No se trata tanto de ser original como de conseguir otra prueba de vida. Hoy, hacer la foto es lo que da sentido a la excursión. La demostración de que estuvimos allí.
A cincuenta metros de la multitud hay un mercado que no sale en las guías, una plaza inexplorada, un puerto de barcas donde come sardinas la gente del barrio, una historia que espera, sin prisas, a ser descubierta.
Nos dejamos la vida por temor a perdernos un nuevo cromo para el álbum. Quizá sea porque las conversaciones, los abrazos y las risas no se pueden exhibir en una foto.
Publicado en El Diario Vasco el Domingo, 4 de Septiembre de 2016. ( versión Blog )
Foto.- Autorretrato. Estambul, 2012.
Hola Guillermo.
El viajero de hoy nada tiene que ver con el viajero de antaño. Para empezar, el concepto “viajero” ya no existe. Ahora quien viaja por placer no es viajero, es turista. El turista viaja para reconocer, frente al viajero de antaño que viajaba para descubrir.
El turista reconoce la torre de Pisa cuando la ve porque la vio anteriormente en una imagen. El viajero de antaño descubrió la torre de Pisa porque no había imágenes para reconocer nada.
Actualmente sólo hay dos tipologías de personas que viajan. Los que se desplazan voluntariamente para confirmar que existe lo que ven en imágenes en su lugar de origen y los desplazados forzosos que huyen de su lugar de origen en conflicto para confirmar la ilimitada estupidez del ser humano. Un saludo y a seguir bien.
Así es, señor Monroy.
Un abrazo.