Evolución.
05.05.2014
Lo de la VISA fue fácil. Sólo me pidió 4 números para sacar dinero. El PIN del móvil tampoco fue problema pero, con él, llegó el PUK, 10 números que debías teclear si introducías mal el PIN y se te bloqueaba el móvil. Aquello fue un aviso.
En ese momento irrumpió la vida digital y todo se complicó. Hoy, necesito claves para abrir el ordenador o proteger archivos Excel o Word. Un correo electrónico y una contraseña para Facebook o Instagram. El WI-FI me pide contraseñas WEP o WPA y PAYPAL e iTunes me exigen un Password para comprar. A eso, añade más claves si eres sucriptor del YOMVI, la edición digital de este diario o si tienes una cuenta bancaria online.
Al principio me bastó con recordar 4 números. Por ejemplo, el año, soñado, en que me jubilaré. 2025. Cuando me pidieron 6 cifras fue fácil. 2025 y, otra vez, 20. Luego subieron sus exigencias a 8 dígitos. Bueno, vale, de acuerdo, 20252025. Así hasta que, un día, al intentar registrarme en una nueva web, metí mi clave y comenzó mi calvario. Alguien o algo, al otro lado de la máquina, sentenció y me comunicó que la contraseña era débil. En concreto, dijo “ Fácil de violar. “
Es muy improbable que Assange, Snowden u Obama estén interesados en leer mis correos electrónicos. Da igual. Ese día, nace en ti un paranoico de la seguridad virtual. Te piden una contraseña alfanumérica: 2025guillev. Deficiente, mejor mayúsculas y minúsculas: 2025GuilleV. Insuficiente, mejor con cifras intercaladas: 2025Guill3V. Mejorable , con símbolos: 2025Gu!ll3 < …
Ya está. Ahora sólo te falta crear una clave diferente para cada cuenta y memorizarla. Que ni se te ocurra guardarlas en el móvil o el ordenador y, mucho menos, escribirlas en un Post It .
En fin, yo creía que los ordenadores servían para evitarnos usar la memoria. Ahora, tengo que enviar esta columna al periódico y no recuerdo la contraseña de mi iPad.
Publicado en El diario Vasco el Domingo, 4 de Mayo de 2014.
Foto,. Password. Lisboa, 2012.
123456 o 12345678
Mireia, tú sí que eres una mujer práctica.