Equilibrios
19.07.2014
La cuerda floja no es de cuerda ni está floja. La cuerda floja es, casi siempre, un cable tenso. Quizá, por eso, el funambulismo genera tanta tensión e incertidumbre.
Resistir en el alambre es una metáfora adecuada para estos tiempos. Sobrevivir al borde del abismo fue una actividad de riesgo pero hoy es un ejercicio doméstico. Se trata de atravesar el cable sin mirar abajo ni dar un mal paso.
Cuentan que el truco para cruzar un cable es fijar la mirada en un punto lejano. Abstraernos y avanzar con serenidad sin concentrarnos demasiado en cada paso. No es tarea fácil. Antes el riesgo estaba protegido por una malla de seguridad pero esta red social no estaba pensada para soportar tanto traspiés .
Vivimos en la era de los equilibristas. Las familias hacen acrobacias con los gastos y malabares con el sueldo. Las extraescolares, las vacaciones, la paga de los chavales, la VISA, el wifi y las facturas de móvil son demasiados platos chinos para mantener girando sobre las varillas. Padres y madres hacen equilibrios entre trabajo y familia. Los jubilados contorsionistas entrenan la elasticidad para amoldarse a sus pensiones.
Todos los días, millones de equilibristas se calzan las zapatillas. Su objetivo no es sorprender, ni hacer soñar ni despertar aplausos o admiración. Su reto es burlar al vértigo. Su ilusión, encontrar la estabilidad. Cruzar con paso firme el alambre y conseguir llegar, sano y salvo, hasta la otra punta.
A final de mes.
Publicado en El diario vasco el Domingo, 13 de julio de 2014.
Foto.- Carteles de Circo.-