Suerte
22.12.2013

 

Plou y Fa Sol

Durante el tiempo que dediques a leer esta columna nacerán 375 niños en el mundo. En una hora serán más de 15.000 y llegarán a 360.000 en el día. Aproximadamente,  132 millones de niños en un año.

Ya hemos tenido mucha suerte por el simple hecho de haber nacido. Alguien soñó tu existencia y, en la gran carrera por lograrlo, tú fuiste el más rápido en alcanzar el óvulo. Uno entre millones. El más afortunado entre los afortunados.

De esos bebés, 4 millones morirán antes del primer mes. Algo impensable en este rincón del mundo. Eso no ocurre en Europa desde hace siglos.

Tú eres uno de esos 1200 bebés que nacen cada día en el estado español.  Tan sólo un 0’33% del total. Con todos sus defectos, crisis y vergüenzas, un estado democrático. El número 11 de los países más ricos del mundo. Parte, pobre, pero parte de Europa. Con un Estado del Bienestar en preocupante decadencia pero infinitamente mejor que el de la mayoría del mundo.

De esos 1200, eres unos de los 58 que nacen en el país Vasco. Aún hoy, una de las 25 regiones europeas con mayor poder adquisitivo. Sanidad y educación pública envidiada y envidiable. Vecinos de Francia. Poder exportador.  Innovación. Cultura y lengua propia en una sociedad dinámica y preparada. Un  territorio que, este año, ha sufrido mucho la crisis pero que, aún así, disfruta de una calidad de vida superior  a la mayoría.

Hay muchos mundos. Aquel en el que naces determina la duración y la calidad de tu vida.

Lo comento porque hoy, más de uno mirará las páginas centrales del diario y, al comprobar que no le ha tocado la lotería, se quejará de su mala suerte.

58 de 360.000.

Felicidades.

 

Publicado en El Diario vasco el Domingo 23 de Diciembre de 2012.

Foto.- Plou y fa sol. Wynwood, Miami 2013.

1 comentario:

  1. guille dice:

    No pretende este texto señalar el mal de muchos ni ser consuelo de tontos. Tampoco anestesia ni mordaza de la actual crisis política y social. Aún así, es sano señalar el punto donde vivimos en el mapa y recordar que tenemos todo el derecho a protestar pero quizá no tanto a quejarnos.

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