Pero…
05.03.2019

 

A pero... B

Una ley no escrita sostiene que cualquier afirmación expresada antes de la palabra PERO pierde todo su valor. Te amo pero… Es una buena idea pero… Te perdono pero… Te creo pero… La palabra Sí, seguida de un PERO, equivale casi siempre a un No. Sí, pero de otra forma. Sí, pero con una condición. Sí, pero no.

Aunque parece inofensiva, PERO es una palabra malvada que niega todo lo afirmado desde el punto anterior. Siempre hay alguien alrededor con un PERO en la recámara, dispuesto a aguar alguna fiesta. Nadie dice “te quiero mucho PERO te voy a querer aún más.” PERO es un saboteador que vuela por los aires todo lo expresado. Da igual que cubras de cumplidos algo o a alguien. Si rematas los elogios con un PERO, todo lo dicho anteriormente se derrumbará.

Utilizamos constantemente la palabra PERO. Tanto que, si la hubiera escrito en minúsculas, habría pasado desapercibida en el texto. En cambio, si aparece un PERO en una conversación nos ponemos en guardia, escuchamos con más atención e ignoramos lo dicho hasta entonces para centrar nuestra atención en la objeción que está al llegar. Lo importante, lo que queda en el recuerdo, suele ser eso que se expresa después de un PERO.

Una forma de defendernos del poder destructivo del PERO es sustituirlo. Si al despertar escuchamos en la radio que “esta mañana hará un sol radiante PERO por la tarde lloverá”, despreciamos el sol y vamos a buscar el paraguas. Sin embargo, si la locutora hubiera colocado un Y en el lugar del PERO, la frase habría significado lo mismo. Y habríamos valorado más esa mañana de sol.

Publicado en El Diario Vasco el Domingo, 24 de Febrero de 2019.

Foto.- A pero…B.- Berlín, 2012.

 

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