Péndulo
21.11.2013

 

Circo.

Vivimos atrapados en un movimiento pendular. Fuera de los libros y de la teoría no existe la línea recta, el camino trazado o la estabilidad. Nuestro destino es oscilar indefinidamente sin hallar un movimiento estable, fijo, constante, permanente.

Lo más cercano que hemos encontrado a progresar es un discurrir sin equilibrio ni continuidad. Avanzar a bandazos. Desde una banda al otro bando.

Sí, hay una tendencia fatalista que nos obliga a movernos balanceándonos entre un polo y su extremo. Entre dos polos y entre dos políticas.

Péndulo. De lo público a lo privatizado. Del derroche al recorte. Del crédito total a la desconfianza absoluta. Del tengo derecho al no tienes nada. Péndulo. Si tú dices A yo grito B. Si no estás conmigo estás contra mi. Lo que tú prohibiste yo lo impondré. La ley que aprobaste yo la derogaré. Péndulo. No saber reconocer el fallo propio. No poder admitir el acierto ajeno. Ahondar en lo que nos diferencia. Construir sobre las ruinas de lo que construyó el anterior. Levantar para desmantelar. Y después, volver a levantar. Y después, volver a desmantelar.

Un sinónimo de oscilar es balancearse. Otros son vacilar, dudar o titubear. Este avanzar oscilando es agotador. Tomar un camino y, cuando hemos alcanzado cierta velocidad, perderlo o que nos aparten de él. Después, volver a recuperarlo y vuelta a empezar. Cuánto  tiempo, cuánto esfuerzo, cuánta ilusión.

Cuánta suela gastada para recorrer tan poco camino.

 

Publicado en El Diario Vasco el Domingo 27 de mayo de 2012

Foto.- Circo. San sebastián.

 

 

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