Huérfanos
20.10.2016

 

Una burbuja

Una forma de conocer una sociedad es fijarte en cómo trata a sus mayores. Nuestro modelo economicista, basado en el crecimiento continuado de la producción y del consumo, deja poco espacio a las personas que construyeron el mundo en el que vivimos y nos enseñaron lo que hoy sabemos..

Cuando nos jubilamos perdemos nuestro estatus y nuestra función. Podríamos llamarlo desgaste de materiales. Dejamos de producir, dejamos de consumir y dejamos de ser útiles. Somos las piezas sobrantes de una maquinaria que acelera continuamente su ritmo de trabajo.

Nuestros mayores aportan a la sociedad mucho menos de lo que pueden y deben. No hace tanto los ancianos ocupaban un papel social clave. Sus consejos eran respetados y valorados por su experiencia acumulada, su capacidad de liderazgo y su red de contactos. Hoy despreciamos sus conocimientos, por anticuados, en un culto absurdo a la juventud.

Es revelador que una de las pocas funciones para las que reclamamos a nuestros mayores sea cuidar a sus nietos. Unos niños que son juzgados, a menudo, como un freno en el desarrollo profesional y social de unos padres sin tiempo ni paciencia.

Tiempos extraños. Queremos ser niños hasta los treinta, estirar la juventud hasta los cincuenta pero empezamos a estorbar recién pasados los sesenta. Este mundo loco nos está haciendo olvidar el sentido de la vida. Formar parte de una cadena vital que comparte el futuro con nuestros hijos y agradece a nuestros padres el cariño, el apoyo y el conocimiento recibido. Una comunidad que abandona a sus mayores es una sociedad huérfana.

Por mucho que sus padres sigan vivos.

 

 

 

Publicado en El Diario Vasco el Domingo, 16 de Octubre de 2016.

Foto.- Una burbuja.-El Gòtic, Barcelona.- 2014.

2 comentarios:

  1. iñaki dice:

    ¡Muchas gracias guille,(por la parte que me toca) !!

Responder a iñaki:

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