Huele

08.12.2014

 

La bella Keira Knightley se desliza por el río Tíber en una Riva, la lancha más exclusiva, mientras su amante la desea desde un puente de Roma. Al poco, en la misma tele, una patera llega a las costas de Almería con la mitad de sus tripulantes. Por el camino han perdido a 23 adultos y 7 bebés.

Un triunfador exhibe su torso musculoso ante las gradas de un estadio lleno de admiradores. Recibe el trofeo de vencedor entre flashes y, al llegar al vestuario, le esperan, a modo de recompensa, cinco inocentes chicas semidesnudas . Un juez incómodo investiga la corrupción en un partido político y el Consejo General del Poder Judicial saca su plaza a concurso.

Un modelo vestido de smoking chasquea los dedos y aparece, por arte de magia, un maletín con dinero. Cada vez que vuelve a chasquearlos consigue un Jaguar, gana en el casino o desnuda a una hermosa chica haciendo caer su vestido. Un usurero chasquea los dedos y echa a la calle a una anciana de 85 años que había avalado con su casa a su hijo. El préstamo era de 40.000 € pero se queda con una vivienda de 160.000 €.

Las noticias y los anuncios de perfume comparten pantalla en estas fechas. Kate Moss y Cara Delavigne seducen a la cámara jugando a quitarse la gabardina mientras un banquero falsea sus números para salir a bolsa y engañar a los inversores. Veo el anuncio de Calvin Klein para anunciar su fragancia Endless Euphoria – Eusforia sin fin – y escucho en el Telediaro que en los últimos 15 meses se han producido cien mil nuevos desahucios.

La gente que vive en los anuncios de perfume son guapos y famosos. Desayunan en la Toscana, comen en París y follan en Nueva York. Los anuncios huelen a Black Opium, las noticias a tarjetas Black. A injusticia social, a trapos sucios y a corrupción.

Huele muy mal y ni los cien mil anuncios de perfume de esta Navidad pueden ya disimular esta peste.

 

 

Publicado en El Diario Vasco el Domingo, 7 de Diciembre de 2014.

Foto. Narices. Escaparate de AESOP, Melbourne. 2014.