Despacio
13.12.2013

 

Estirar el tiempo

Esta crisis es producto de la codicia y la codicia rinde culto a la velocidad.

Todo se ha acelerado. Internet, los avances tecnológicos, la economía, nuestras necesidades, aspiraciones y también nuestras obligaciones. Por fin, después de tanto correr, hemos descubierto a dónde íbamos.

A ninguna parte.

Llevamos una vida cronometrada. Nacemos, crecemos, nos emparejamos, tenemos hijos, los llevamos al colegio, trabajamos, hacemos deporte, consumimos  y  disfrutamos de nuestros ratos de ocio a contrarreloj. Sin parar y sin pensar. Pasamos de puntillas por encima de la vida, sin disfrutar lo presente, repasando y tachando la lista de tareas pendientes.

Después, por la noche nos acostamos con la sensación de que, a este día, le faltan horas.

Este ritmo frenético nos mantiene ocupados y así no tenemos tiempo de pensar, de cuestionarnos las cosas o de intentar cambiarlas. Como esos días que , a la hora de cenar,  somos incapaces de recordar qué hemos comido. Vivir rápido es a la vida lo que la comida rápida es a la comida.

En estos tiempos, vivir despacio es una forma de rebeldía. Meditar un minuto antes de saltar de la cama. Desayunar sentado. Cocinar a fuego lento. Comer disfrutando de los alimentos y de la compañía. Gastar más suelas y menos ruedas. Escuchar más. Leer, jugar, amar sin reloj. Aprender a perder el tiempo.

Olvidamos las cosas a la misma velocidad que las vivimos pero esta vida es corta y pasa rápido.

Mejor vivirla despacio y saborearla.

Publicado en El diario vasco el domingo 3 de Noviembre de 2013.

Foto.- Estirar el tiempo. Escaparate de Miami, 2013.

 

10 comentarios:

  1. Felipe dice:

    Me alegro mucho de que pospongamos la conversación por tal motivo.
    Espero que estos días la velocidad baje hasta ‘niveles humanos’. Que gastéis mucha suela. Que no tengáis mucha más aspiración que estar unidos y abiertos al encuentro con personas y el mundo. Sin necesidades artificiales ni obligaciones inventadas.
    Qué sepáis dónde estáis y a dónde vais, ligeros y libres. Que os sobren horas. El calendario y el reloj deben ahora descansar. Internet desconectado e intuición encendida (espero que leas esto a la vuelta).
    Estirar el tiempo de verdad. Vivir despacio, cocinando vuestro viaje a fuego lento. Yo, al menos, me propongo hacerlo así.

    ¡Hablamos a la vuelta!

    Un abrazo

    ATENCIÓN: Aparte este mensaje de su vista, el mismo se autodestruirá en unos segundos.

  2. Felipe dice:

    Oye Guille
    Hoy puede ser un gran día. Y mañana también.

  3. Felipe dice:

    Hola Guille
    Leyendo arriba me doy cuenta de que en los ejemplos te refieres en mayor medida a la vida privada, familiar, y me surge una pregunta: en el aspecto profesional, y su entorno, con la responsabilidad del puesto de cada uno, incluso desde el tuyo propio ¿cómo se ejerce esa rebeldía? ¿Qué ejemplo te parece adecuado para regular de modo apropiado la relación con proveedores, empleados o colaboradores, clientes o con uno mismo?
    Hoy, ahora, ¿se puede cocinar el trabajo publicitario ‘a fuego lento’?
    (Abrazo)

    • guille dice:

      Hola, Felipe.

      No, no se puede cocinar a fuego lento la publicidad.
      desde el punto de vista estratégico, murió el largo plazo.
      Casi nadie busca resultados de marca, sólo en la caja registradora.
      Aplicado a la rutina de trabajo es vivir un sprint tras otro.
      Se hace y después se piensa, se replantea y corrige.
      vivimos gobernados por la precipitación.

      Mi rebeldía es intentar vivir despacio el resto del tiempo y creer qwue no todo es urgente en esta vida.

      ¡ saludos !

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