Belleza
20.10.2012

Viernes, 7:51 de la mañana. Una estación del Metro de Washington. Un músico callejero saca un violín de su estuche y arranca con la Partita nº 2 en Re menor de Johann Sebastian Bach. Después de 3 minutos y 63 personas un hombre mira, por primera vez, al músico. A los 30 segundos, una mujer deja el primer dólar. 6 minutos después, otro hombre se para y, apoyado en la pared, disfruta de la música durante poco más de un minuto. Suena el Ave María, de Schubert.

El violinista interpretó 6 piezas clásicas durante 43 minutos. En total, pasaron junto a él 1097 individuos. No hubo corrillos ni aplausos al finalizar cada pieza. 7 personas detuvieron, por un momento, sus prisas para oírle. 27 hicieron un donativo, la mayoría de ellos a la carrera y sin mirarle. En total recaudó 32 dólares y 17 céntimos.

El interprete era Joshua Bell, uno de los violinistas más prestigiosos del mundo. Su instrumento, un Stradivarius de 1713, valorado en 3,5 millones de dólares. Dos días antes, un teatro de Boston se había llenado para escucharle y cada butaca costó 100 dólares.

Gene Weingarten, periodista del Washington Post, realizó este experimento el 12 de enero, de 2007. Puedes verlo en You Tube. Quería saber si somos capaces de apreciar la belleza, si reconocemos el talento, cuando está fuera de su entorno natural.

Yo me pregunto, ¿ cuántas cosas bellas nos estaremos perdiendo porque un experto no nos ha dicho que son bellas?

Publicado en El Diario Vasco el 6 de Mayo de 2012.
Foto: Burro y Zanahoria Tv

18 comentarios:

  1. andrea dice:

    El problema no es sólo que nos perdamos muchas cosas bellas por falta de tiempo o por el ritmo de vida que llevamos, que también, sino la hipocresía que gira entorno al arte. Hacemos que nos maravillamos ante cuadros pintados en un solo color sólo por estar expuestos en un gran museo y no somos capaces de reconocer la música de un gran intérprete por estar en el metro. ¿Apreciarían realmente los asistentes al concierto la belleza o aparentarían hacerlo?. Una pena.

    • guille dice:

      Aprendes a interpretar, te conviertes en virtuoso, traspasas la barrera de los entendidos y llegas al gran público. Comienzas a dar conciertos en grandes auditorios. Un gran porcentaje de los asistentes va por compromiso social, laboral o familiar. Otros van porque su status les obliga a ser vistos en determinados actos. Otros porque, aunque no tienen ni idea, no se pierden una sola gran actuación, sea un concierto o el Circque du Soleil. Después, claro, hay un porcentaje que lo aprecia y lo disfruta. Finalmente, unos poco siguen al artista desde hace años, tienen sus discos y tienen el gusto y el conocimiento para apreciar lo que escuchan.
      Yo creo que poquitos.

      • Felipe dice:

        Creo que la belleza reside en que haya personas que desarrollan sus aptitudes para dedicarse a aquello para lo que están dotados. Quién o cuántos perciban la belleza que emana del ejercicio de su talento -o el por qué- carece, para mí, de relevancia.
        Continúa siendo belleza. Y exponerse a su influjo -aún sin ser consciente de ello- tiene un valor extraordinario.

    • guille dice:

      Ya nadie habla de Mafalda.
      hemos pasado unos años locos, asfixiando, bajo toneladas de superficialidad, a nuestros viejos referentes.
      Veo la viñeta que envías y bajo a la biblioteca a por mis libros de Quino.
      Creo que, en este momento y en este rincón, del mundo está más vigente que nunca.

      • Felipe dice:

        Hay una película en la que Joshua Bell interpreta la banda sonora y en la que aparece un personaje desconocido que toca el violín (espero no equivocarme, escribo de memoria…).
        “Ladies in Lavender” creo que es el título.

  2. Iñaki dice:

    Tenemos un problema para apreciar la belleza.No sabemos pararnos y ver.Detengámonos cinco minutos diariosy observemos, bien en la calle, en el bus, incluso desde nuestra ventana qué hay alrededor.Al principio, posiblemente no veamos nada, pero cogido el hábito iremos descubriendo cosas sorprendentes.Os lo aseguro.

  3. Aitor dice:

    Me acaba de decir una persona sabia que, con la cantidad de blogs que hay en el mundo, el problema no va a ser que nos estemos perdiendo cosas bellas. El problema es que vamos a estar tan ocupados escribiendo nuestro blog que no tendremos tiempo para leer, escuchar, sentir a los demás.

    • guille dice:

      Esa persona sabia tiene mucha razón. Por eso es sabia, ¿ no ?
      Estamos perdiendo la paciencia y la capacidad de atender, escuchar e interesarnos por los demás.
      Y los demás, casi siempre tienen algo más interesante que aportar.
      ¡ Abrazo !

      • Felipe dice:

        Afortunadamente no hemos perdido tanto. No tenemos más que hacernos a un lado y bajar la velocidad para comprobar que nada ha cambiado.
        (Me ha dado por opinar… Y es que ‘belleza’ es mucha palabra como para quedar impasible)
        ¡Abrazo!

        • Felipe dice:

          A propósito… Cuando te sea posible, te invito a un paseo tranquilo. No hay prisa.

        • guille dice:

          ¡ Abrazo !
          Y perdón por el retraso de actualizar comentarios. tengo unos días con mucho lío de trabajo.
          Cuando pase la tormenta hablamos de ese café pendiente.

          • Felipe dice:

            No se te ocurra pedir disculpas por eso. Aprovecha el fluir del trabajo. A este lado no hay premura alguna… Se intenta evitar, al menos.
            Que esto no sea una de esas obligaciones que primero se cumple, luego se replantea y después se corrige…
            Espero que estéis contentos y todo avance a buen ritmo.
            Y si necesitas algo, just whistle!

          • guille dice:

            Claro que no. Nos vemos pronto. Es sólo la típica campaña atravesada.
            Que todos los problemas sean así…

Responder a Felipe:

Rellena estos datos y envía tu comentario:

(*)

(*) (no será publicado)

* campos obligatorios