1440
05.05.2015

 

1111

Robé un poco de tiempo para mí. Me quité el reloj. Escapé de la manada. Me bajé de la rueda. Tomé prestado un poco de tiempo para ser yo. Salté del tren. Esquivé los deberes. Engañé a la agenda. Abandoné la cadena. Rompí las cadenas. Arañé un poco de tiempo para estar a solas conmigo.

Tomé prestado un poco de tiempo para dudar. Para pensar por mí mismo. Cuestionarme las verdades, los credos y las consignas. Meditar como acto de insumisión. Encontrar las preguntas antes de buscar respuestas. Separar los fines de los medios. Redibujar mis metas. Clasificar por tamaños mis prioridades. Quitar el polvo a proyectos y objetivos. Recordar qué quiero y a qué he venido.

Robé un poco de tiempo con la intención de perderlo. Tumbarme en la hierba a mirar las nubes. Viajar a Babia. Estar en la inopia. Pensar en las musas y en las musarañas. Escuchar mi respiración. Bajar el ritmo. No gastar, no producir, no consumir durante un rato. Salirme de las vías del sistema en señal de rebeldía.

Nunca queda tiempo para uno mismo. Pasamos la vida demasiado ocupados haciendo cosas para otros o dedicados a temas sin importancia. Un día tiene 1440 minutos. Sólo es cuestión de apropiarte de 10 y esconderlos.

Ahogar el tumulto de avisos, politonos, timbres y alarmas. Desconectar las pantallas, el Facebook, el Twitter, la tele, el iPad. Perderme una conversación de whatsapp, dos llamadas, la última noticia y un chiste.

Desconectar el móvil para conectar conmigo.

 

 

 

Publicado en El diario vasco el domingo, 3 de mayo de 2015.

Foto.- 1111.- Miami, 2013.

 

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